El vecino del
segundo C me resulta tan próximo como desconocido. Aún habiéndole saludado
miles de veces a lo largo de estos diez años, sonreído en el rellano, mirado
de soslayo dentro del ascensor, conversado sobre las minucias de los que no
quieren llegar a ningún tipo de comunicación superior o comentar brevemente
algunas anécdotas cotidianas. Aún así ese tipo se me presenta como un ser
lejano, desconocido y algo estirado.
No deja de ser
curioso que alguien que duerme a menos de tres metros de mí, al que escucho
roncar cada noche y al que animo secretamente de vez en cuando en sus noches de
buena suerte mientras hace el amor con alguna nueva mujer y con el que me río
escuchando sus tremendos pedos matinales sea alguien del que apenas sí conozco
su nombre, aprendido un dia en una de las sagradas reuniones de propietarios en
el vestíbulo del viejo edificio.
Ramon. Ese es su
nombre. Según la vecina del entresuelo trabaja en un importante periódico como
documentalista y corre el rumor (no se
por dónde) que le gustan los chicos. Pero yo sé que no. Le van las chicas y
además gritonas. Por lo que he podido controlar tanto se tira a extrangeras
como locales aunque su noche más
frenética la pasó con una latina -mi imaginación salida dice que
exuberante- que gritó toda la noche con tanta fuerza que me parecía sentirla en
mi cama. Creo que aquél día Ramón terminó exhausto aunque cumpliendo como un
verdadero atleta.
A Ramón le va el
fútbol. Suelo escuchar sus gritos y rugidos solitarios a cada gol del Barça.
También le pone la música: Pearl Jam y música jazz antigua resuenan con fuerza
muchos sábados por la mañana. En eso compartimos gustos.
Se trata de un tipo
normal aunque le tengo algo de envidia: complexión atlética, alto, diría que
muy atractivo, elegante y amable. Un soltero de los de buen ver, pese a su
cuarentena (supongo) bien llevada. Sin
aparentes angustias económicas lleva siempre ropa cara y tiene una moto
espectacular con la que cada dia va y viene del trabajo.
Muy de vez en cuando
escucho reuniones de amigos en el salón que terminan a altas horas de la
madrugada.
El año pasado lo
encontré un día en el rellano andando con dificultades apoyado en muletas. Me
contó que se había lastimado la rodilla esquiando y me ofrecí a hacerle alguna
compra o favores que necesitara. Agradecido, rehusó la ayuda comentándome que
su hermano pequeño estaría en casa con él por un tiempo. A partir de aquél
momento noté mayor efusividad y alegría
en nuestros encuentros.
Ramon compra en la
tienda ecológica de la calle de arriba por lo que deduzco que debe cuidar
bastante su alimentación. También lo he visto entrando más de una vez en la
herboristería y en la tienda de productos de higiene. En esta última
coincidimos hará unos quince días y observé que en su cesta llevaba crema
depilatoria masculina, cera para el cabello y otros productos.
Se que se trata de
un tipo catalanista por su estelada colgada en el balcón. También intuyo su
orientación progresista por su entusiasmo en las caceroladas vecinales de
protesta y por el libro de Escohotado que un día le vi bajo el brazo.
En verano acostumbra
a estar ausente aunque el año pasado estuvo en casa todo el período vacacional
acompañado de una pareja norteamericana. Según ellos mismos me contaron en el
ascensor eran viejos conocidos del màster en Chicago.
Ramon se presenta
amable y respetuoso con todo el mundo. Sólo le he escuchado exabruptos y malos
modos hablando por teléfono con su padre y con un tal Josep. En tales
conversaciones escucho a Ramon vociferar y desesperarse. A menudo le espeta a
su padre que no le consiente que intente controlar su vida y que ya es
mayorcito. Sin embargo dichas conversaciones parece que terminan amorosamente.
Ramon anota
minuciosamente y con buena letra el consumo de gas y electricidad, siempre en
color rojo. Me pregunto si siempre lleva encima un bolígrafo de dicho color.
Los últimos años
unas canas incipientes le han aparecido por encima de las orejas y en la barba
de pocos dias que lleva siempre perfectamente recortada. Le dan un aire maduro
que creo que las mujeres deben encontrar irresistibles.
En las reuniones de
vecinos nunca se muestra inquieto, inclusíve en aquellas con mayor tensión y
enfrentamientos. Ciertamente se dedica a mediar entre las posiciones y con un
tono relajado y amistoso consigue que los bandos enfrentados se relajen y consigan
consensuar argumentos. Su exposición sencilla, clara y directa así como sus
extraordinarios modales y uso respetuoso del lenguaje junto a una clara
maestría en la oratoria y la comunicación no verbal provoca que las personas
mayores de la finca le den la razón sistemáticamente y que las más jóvenes no
encuentren mejor explicación. Ramon acostumbra a hablar al final de la reunión
resumiendo lo dicho, acercando posiciones enfrentadas y supongo que también
enarbolando sutilmente su punto de vista personal sobre la cuestión. El
presidente, Antonio -un fontanero retirado- va asintiendo con la cabeza la
exposición de argumentos de Ramon y a menudo el cierre por su parte no es mas
que una repetición de lo que expuso el vecino del segundo C.
Que Ramon se me
antoje como un ser lejano no deja de ser curioso. Desde mi ofrecimiento de
ayuda en su período de convalecencia noto que se me aproxima con creciente
animosidad. Inclusive la semana pasada me invitó a su casa a ver el partido de
Champions sabedor él de mi afición futbolera , invitación que decliné
amablemente puesto que ya había quedado con mis amigos de siempre en casa de
Sergio. Sin embargo cabe decir que
estuve a punto de presentarme en casa de Ramon con unas cervezas aceptando el
convite. De echo nunca estuve en su casa y a menudo juego a imaginar como debe
ser la decoración y el estilo general. Por su clase y buena pinta intuyo que su
hogar será acogedor y moderno, con pocas concesiones a experimentaciones
estéticas y con un despacho bien nutrido de libros tanto técnicos de su
profesión como de literatura.
Que Ramon siga
pareciéndome un desconocido tras diez años de vecindad dice mucho de la
sociedad en que vivimos y bien poco de mis habilidades relacionales para con el
vecindario. Sin embargo y tras meditar sobre ello tal vez yo conozca a Ramón
bastante más que muchas de las mujeres que pasan por su lecho o que algunos de
sus amigos y familiares. Este hecho me conmueve y me lleva a pensar que tal vez
él sabe más de mí y mis hábitos cotidianos que muchos de mis seres más
allegados. Tal vez, llegados a este punto, sea buena idea proponerle una
invitación inesperada para ver un partido especial que den en abierto. Tal vez
la final de copa pueda ser la oportunidad.
A decir verdad debo
reconocer que mis días acontecen solitarios al llegar a casa y tener a un amigo
que vive en el mismo edificio seria una gran notícia.
Me pregunto qué debe
pensar él de mi y fantaseo con ello: "mi vecino del 2o a? Pues parece un
chico majo y amable. Se me ofreció cuando estaba enyesado a hacer compras y
desde ese momento no dudé en tener mayor relación con él. Sin embargo parece algo
solitario. Nunca le vi en compañía femenina por lo que o bien debe ser gay o
bien no se come un rosco. No es que sea feo pero sí que anda algo descuidado;
esa especie de estilo semi hippioso de los que se las quieren dar de progres con
ropa de mercadillo y camisas mao pero se gastan 200 euros en unas botas de
montañismo.
No tengo idea de a
qué se dedica pero si tuviera que decantarme por algo diría que es psicólogo,
tal vez periodista o librero. Cierto! A menudo lo veo con un libro bajo el
brazo! Recuerdo cuando se le cayó en el ascensor un pesado volumen de
"Guerra y Paz"!
Por lo demás no me
parece un tipo especialmente divertido. Callado. Tímido. Con buena educación y
silencioso ... A excepción de los terribles ronquidos que a menudo me
despiertan asustado.
Me parece un hombre
algo aburrido pero con tintes de misterioso. Me pregunto qué deben contener los
extraños paquetes embalados en negro que recibe tan a menudo. Mas de una vez he
pensado que debe tratarse de juguetes sexuales que compra por internet. El tio
debe disponer de todo un arsenal! Y de qué tipo serán?... Masturbadores
masculinos de todo tipo?, muñecas hinchables?, mecanismos anales?, tal vez se
disfraza de mujer en su intimidad?... Que cachondo! Me encantaría ir un dia a
su casa para husmear disimuladamente. Tal vez mi vecino tan modosito sea toda
una bestia sexual onanista. Me pregunto si un dia de estos me devolverá la
invitación para ver el fútbol que le ofrecí".
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